Calculando se prueba que el bien es bueno, pero jamás se realiza por cálculo.
El bien es una armonía, el mal una discordancia.
El hombre no puede conocer el bien sin aspirar a realizarlo.
Las fuerzas que se asocian con el bien no se suman, se multiplican.
No hay medio más eficaz para hacerse bueno que hacer bien.
No sólo el bien que hacemos es obligatorio, sino muchísimo del que dejamos de hacer.
Sólo el que va por el camino del bien sabe a dónde va.
Los que emprenden el viaje de la vida por las vías del mal, saben por dónde empiezan, pero no por dónde acabarán.
No hay día que no traiga consigo la ocasión de hacer un bien nunca hecho hasta entonces, y que ya jamás podrá hacerse.
Aun en sueños no se pierde el hacer bien.
No podemos admitir que existe el bien sumo independiente de la virtud, sin la cual nada puede haber excelente.
El bien que hemos hecho nos da una satisfacción interior, que es la más dulce de todas las pasiones.
El bien prepondera en la vida sobre el mal, digan de ello lo que quieran los mal llamados filósofos.
Si nuestros afectos nos afligen, son también nuestra tranquilidad y nuestro consuelo, y el recuerdo, aun el más triste, es el más firme y puro lazo entre éste y otro mundo mejor.
Al sol no hay que suplicarle para que dé a cada uno su parte de luz y de calor. Del mismo modo, haz todo el bien que de ti dependa sin esperar a que te lo pidan.
Hago el bien que puedo con lo poco que tengo, que es más de lo que merezco.
Coloca el bien donde un hueco se te ofrezca, sin medirlo; no pienses tanto que, al cabo, llegue el mal y ocupe el sitio.
Mas si el hacer bien me guarda, pensamiento, no temamos; hagamos bien, porque al fin esto no podrá faltarnos.
El bien se toma como una plaza fuerte, a pecho descubierto y saltando por encima de las murallas.
Haz el bien, como quien canta sin medida cuando anda solitario a través de un bosque.
Alma mía, ya que no puedes otra cosa, pon la proa al bien, que Dios se encargará de hinchar las velas.
El bien es una pequeña parte del hombre muy sólida y de gran peso, que puede adquirir enormes caracteres y proporciones.
Sólo apreciamos los bienes de la vida por la eliminación de los males.
Es verdad que, aunque haya quien nunca logrará entenderlo, hay un goce en hacer bien por sólo el goce de hacerlo.
Quiero hacer bien en mi vida, para sentir en mi pecho esa dulzura escondida que engendra la indefinida satisfacción del bien hecho.
Soy más amigo del viento, que de la brisa... ¡y hay que hacer el bien deprisa, que el mal no pierde momento! Si el bien es más difícil de hacer que el mal, haz el bien, aunque no sea más que para saborear el placer de la dificultad vencida.
Si el bien es tan difícil de hacer como el mal, haz el bien, si no quieres quedar sin excusa.
Si el bien es más ventajoso de hacer que el mal, serás un insensato si haces el mal. En todos los casos entre el bien y el mal, tienes motivos suficientes para preferir la práctica del bien a la del mal.
Buscando el bien de nuestros semejantes encontramos el nuestro.Haz el bien y olvídalo.
El bien subyaga el mal como el agua doma el fuego.
El bien que hicimos la víspera es el que nos trae la felicidad por la mañana.
El bien es mayor cuando resulta de su contraste con el mal, como los perfumes son más fragantes en esencia concentrada.
Ningún bien aprovecha a quien lo posee si no está decidido a perderlo cuando sea necesario.
No ceses en hacer bien; preservará en tan heroica acción; cumple con las obligaciones de hombre de bien; ayuda a unos con hacienda, a otros con crédito, a otros con buenos consejos y a todos con saludable doctrina.
No poseo más bien que el bien que hice.
Pensar en el bien equivale a vencer el mal.
Ser incansable en hacer el bien a sí y a otros, esta es la gloria y corona de la voluntad.
¡Qué buen negocio es obrar bien!Miren siempre al bien común, no a su bien particular.
No duden en darse el bien: el bien nunca trajo mal.
Todos los bienes de la Tierra, cuando satisfacen nuestro ser interior, son cosas preciosas; cuando no, carecen de sentido.
Sé como el ruiseñor, que no mira a la Tierra desde la rama verde donde canta.¡El bien y la belleza!... Las dos alas del vuelo que a las almas conduce desde la tierra al cielo.
El que quiere hacer el bien a los demás, ha hecho ya el suyo.
Los hombres sabios nos han enseñado que no sólo hay que elegir entre los males el menor, sino también sacar de ellos todo el bien que puedan contener.
El premio de la buena obra es haberla realizado.
Si poseyeseis cien bellas cualidades, la gente os miraría por el lado menos favorable.
Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarle; cuando veas a uno malo, examínate a ti mismo.
Solamente haciendo el bien se puede realmente ser feliz.
Para adquirir bienestar duradero, más que acumular riquezas debemos eliminar necesidades.
Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro.
Nada perturba tanto la vida humana como la ignorancia del bien y el mal.Los que obran bien son los únicos que pueden aspirar en la vida a la felicidad.
0 - Opiniones,Anìmate a PARTICIPAR...