El señor Benítez, dueño de una ferretería, buscaba un empleado. Varios jóvenes  respondieron al aviso, pero él finalmente circunscribió su decisión a tres  personas: Pablo, Juan y Diego.
Entonces creó un sistema de selección  definitivo. Le dio a cada uno de los muchachos un destornillador nuevo de diseño  innovador y les dijo que se lo entregaran a C.M. Henríquez, en la calle Los  Aromos 314.
Al cabo de un rato Pablo llamó al negocio para confirmar si  la altura de la calle era 413 en vez de 314, y más tarde regresó con la noticia  de que no había ninguna vivienda en esa dirección.
Cuando Juan regresó,  informó que en los Aromos 314 había una funeraria, y que el señor Henríquez  había vivido en el segundo piso de la propiedad, pero que se había  mudado.
Diego demoró más que los otros muchachos. Al igual que Juan,  averiguó que el señor Henríquez se había mudado, pero además consiguió la nueva  dirección fue allí. El hombre no recordaba haber encargado un destornillador ,  mas cuando Diego le describió las exclusivas características de la herramienta y  le dijo el precio, el señor Henríquez lo compró y lo pagó en el  acto.
¿Cuál de estos jóvenes obtuvo el puesto? Diego, por supuesto. Le  habían encargado una tarea y la llevó a cabo.
"...La persistencia y la paciencia producen beneficios..."

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