El Evangelio meditado

Sos mi buen pastor

Sos mi buen pastor
Señor, haz de mi un instrumento de tu paz. Que allá donde hay odio, yo ponga el amor. Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón. Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión. Que allá donde hay error, yo ponga la verdad. Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe. Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza. Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz. Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría. Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar, ser comprendido, cuanto comprender, ser amado, cuanto amar. Porque es dándose como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, es perdonando, como se es perdonado, es muriendo como se resucita a la vida eterna.

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La pareja Orgullosa...

Publicado por Diego

Érase una vez un joven que tenía fama de ser el individuo más terco de la ciudad, y una mujer que tenía fama de ser la doncella más tozuda, e inevitablemente terminaron por enamorarse y casarse.

Después de la boda, celebraron en su nuevo hogar un gran festín que duró todo el día.

Al fin los amigos y parientes no pudieron comer más, y uno por uno se marcharon.

Los novios cayeron agotados, y estaban preparándose para quitarse los zapatos y descansar cuando el marido notó que el último invitado se había olvidado de cerrar la puerta al marcharse.

-Querida -dijo-, ¿te molestaría levantarte para cerrar la puerta? Entra una corriente de aire.

-¿Por qué debo cerrarla yo? -bostezó la esposa-. Estuve de pie todo el día, y acabo de sentarme. Ciérrala tú.

-¡Conque sí! -rezongó el esposo-. En cuanto tienes la sortija en el dedo, te conviertes en una haragana.

-¿Cómo te atreves? -gritó la novia-. No hace un día que estamos casados y ya me insultas y me tratas con prepotencia. ¡Debí saber que serías uno de esos maridos!

-Vaya -gruñó el esposo-. ¿Debo escuchar tus quejas eternamente?

-¿Y yo debo escuchar eternamente tus protestas y reproches?

Se miraron con mal ceño durante cinco minutos. Luego la novia tuvo una idea.

-Querido -dijo-, ninguno de ambos quiere cerrar la puerta, y ambos estamos cansados de oír la voz del otro. Así que propongo una competencia. El que hable primero debe levantarse a cerrar la puerta.

-Es la mejor idea que he oído en todo el día -respondió el esposo-. Comencemos ahora.

Se pusieron cómodos, cada cual en una silla, y se sentaron frente a frente sin decir una palabra.

Así habían pasado dos horas cuando un par de ladrones pasó por la calle con un carro. Vieron la puerta abierta y entraron en la casa, donde no parecía haber nadie, y se pusieron a robar todo aquello de que podían echar mano. Tomaron mesas y sillas, descolgaron cuadros de las paredes, incluso enrollaron alfombras.

Pero los recién casados no hablaban ni se movían.

No puedo creerlo -pensó el esposo-. Se llevarán todo lo que poseemos, y ella no dice una palabra.

¿Por qué no pide ayuda -se preguntó la esposa-. ¿Piensa quedarse sentado mientras nos roban a su antojo?

Al fin los ladrones repararon en esa callada e inmóvil pareja y, tomando a los recién casados por figuras de cera, los despojaron de sus joyas, relojes y billeteras. Pero ninguno de ambos dijo una palabra.

Los ladrones se largaron con su botín, y los recién casados permanecieron sentados toda la noche. Al amanecer un policía pasó por la calle y, viendo la puerta abierta, se asomó para ver si todo estaba bien. Pero no pudo obtener una respuesta de la pareja silenciosa.

-¡A ver! -rugió-. ¡Soy el agente de la ley! ¿Quiénes son ustedes? ¿Esta casa les pertenece? ¿Qué sucedió con todos los muebles?

Y al no obtener respuesta, se dispuso a golpear al hombre en la oreja.

-¡No se atreva! -gritó la esposa, poniéndose en pie-. Es mi marido, y si usted le pone un dedo encima, tendrá que responder ante mí.

-¡Gane! -gritó el esposo, aplaudiendo-. ¡Ahora ve a cerrar la puerta!

No dejemos que le orgullo haga que perdamos las cosas o la persona que màs amamos, si podemos hacer algo por el otro, hagàmoslo, no seamos orgullosos esperando que lo hagan por mì...
"Una pareja que es orgullosa aùn no descrubriò el verdadero sentido de amar y entregar todo al otro sin pedir nada a cambio.."
“Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta”

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